martes, 12 de julio de 2011

Pecados.

   Creo que este es el último que tengo que subir:


Pecados:


   Paso a paso sin mirar atrás sin calcular lo que dejo.
   Paso a paso busco el motivo que me llevó a andar por este fuego que me rodea, miró a mi alrededor y no veo más que ese fuego abrasador pero que no quema, que no da calor.
   Todos piensan que este es nuestro castigo, que merecíamos este final.
   Pero no fue el final de nada sino el comienzo de una guerra de no acabar, una guerra que tal vez inicié yo.
  Aunque solo pretendía hacer un regalo a esa nueva creación de él, por lo visto conseguí algo que no esperaba.
   Perdí mis alas otorgadas por él, perdí mi nombre verdadero, perdí su gratitud y su amor.
   Un precio alto fue el que tuve que pagar un precio demasiado grande, pero nadie entiende que yo pensé que lo que hacía era agradar sus deseos.
   Nos pidió vigilarlos, cuidarlos y guiarlos, yo tan solo otorgué un bien, tan solo les entregue la forma de pensar por ellos mismos.
    Les hice el regalo que los llevó a lo más alto, él sin embargo lo consideró una traición.
    Yo quería mostrarles, enseñarles a esas pobres criaturas lo que él había hecho por ellos, pero para poder hacer eso, debían entender, razonar, comprender, debían poder procesar la magnitud del regalo que él les había entregado, por ello yo les regalé ese don de entender, y pensar por ellos mismos.
   Nunca imagine, a pesar de que él lo pronosticó en su momento que ese don sería algo que los haría creerse superiores a él, sería algo que los haría hacer dudar de su existencia misma.
Pero a pesar de todo lo sucedido no considero que este castigo infligido por él fuese algo que mereciese, nunca pensé que después de tantos siglos de existencia llegaría el momento en que considerase que ya era hora del perdón.
     Pero lo ansío y deseo.
    Quiero el perdón de él, uno que se no llegará, a pesar de ser él, el predicador de eso mismo, pero él no me otorga a mí ese perdón que predica pues para él todo lo que sucede en su preciada creación es mi culpa.
     Él opina que todo lo que en esta pasa que se escapa a su control es culpa de mi preciado don.
    He de admitir que nunca llegué a imaginar que lo utilizarían como lo han hecho, no imagine que mi don sería puesto en práctica de maneras tan poco productivas y tan destructivas.
   A pesar de todo no me arrepiento de haberlo otorgado, pues no solo ha producido cosas malas en él, pues ese don, al igual que todo si se sabe cómo utilizar puede dar cosas maravillosas.
   Esa era mi intención hacer que su propia creación fuera a más, fuese mejor, pero al igual que todo no soy perfecto como él y cometí mi error, por el que aun ahora estoy pagando.
   Siete fueron los que me siguieron y ayudaron en ese momento, y siete son los que ahora pagan conmigo, pagan por mí error.
   Nuestros nombres antes hermosos y otorgados por él ahora son despreciados y tabú en su reino, en su escritura y su palabra tenemos nombres que no deben de ser puestos en práctica.
   Nos representan como monstruos y nadie nos brinda el beneficio de la duda.
   Nosotros somos el mal que deben de ignorar e intentar sobrepasar, deben de cuidarse de nuestra influencia y no dejarse tentar por ella.
    Recibimos nombres deshonrosos y que a nosotros no nos agradan, piensan que en realidad somos así y no se pueden percatar de la realidad.
   Una realidad que no podemos negar, y es que en su momento también pertenecimos a su reino, que fuimos creados por él, que por mucho que él nos haya despreciado y denigrado procedemos de una parte de él, y por ello creemos en lo mismo que él cree y en lo que él mismo creo, por ello opino que nuestro castigo está más que sobrepasado.
   A mí me coronó rey de todos ellos, y por eso el más odiado de todos, antes mi puesto era el de su preciado y más allegado seguidor y pasó a ser su más odiado y temido rival.
    Vivimos en un tira y afloja uno que no se acaba nunca, a pesar de mi castigo él mismo no es capaz de dejar de verme, eso me hace pensar que todo su amor no ha sido del todo enterrado y eso me da la esperanza de poder recibir en algún momento lo que él predica, aunque espero que no solo me lo otorgue a mí, pues ellos siete se lo merecen aún más que yo.
    Pero a ellos no los ha vuelto a ver nunca más después de todo el tiempo transcurrido desde que esto se inició.
    Nuestro último encuentro es lo que me ha hecho volver a pensar en todo esto, nuestro último movimiento en su creación.
    Un movimiento que me ha vuelto a obligar a hacer, parece divertirse con esta guerra en su pequeño tablero ahí en su reino, hacemos una jugada cada uno cada ciertos años, y ellos lo sufren, haciendo que yo quede de nuevo mal parado en todo esto.
    Yo que debería de ser amado como todos ellos, pasé a ser su enemigo y su muñeco de tiro, parece que le divierte esta situación en ciertos momentos de nuestros encuentros puedo ver su sonrisa en su rostro.
    Puedo identificar cierto toque de divertimiento eso me hace pensar, ¿acaso es que él lo había planeado todo así?
   ¿Acaso él buscaba una persona con la que poder hacer una buena partida y yo fui el escogido?
   ¿Y ellos, entonces son las piezas de ambos?, ¿se merecen ese puesto tan solo por haber recibido mi regalo?, ¿es acaso ese el castigo de ellos que no tienen culpa de esto?
   Todas preguntas sin respuesta hasta que él decida otorgármela, todas preguntas a las que no se si deseo respuesta.
   Camino con cautela por mi propio reino, pues está infectado por todos esos seres que él ha desterrado de su mundo, esos seres que él me envía para hacerme ver que mi regalo no era nada bueno.
    Pero bien que se queda y abre sus puertas a los que han obrado bien y eso también ha sido gracias a mi don.
   En mi reino he de andar con cautela y por ello porto una espada, y no por ello soy peor, pues tanto Miguel, como otros tantos de su lado también la portan, pero solo yo soy juzgado por ello.
    Al verme hoy con ella, su ceño se frunció y me recriminó, considera que eso no debería de estar en mi espalda, y agregó que eso no era bueno para mi causa con él.
    Sé que no le gusta pero en este reino que él me otorgó es necesario.
    --Veo que estas de vuelta. -unos ojos azules se abren paso en esta oscuridad y sé a quién pertenecen a una de los siete que fueron enviados aquí conmigo.
    --Bested no deberías de estar aquí sola.
  --De nuevo utilizas mi verdadero nombre, pero he de recordarte mi querido Lucy que ya no soy merecedora de este. -noto su típico toque de resentimiento, ella al igual que todos me culpa por esto y es cierto merezco su odio y su recrimina miento es por ello que nunca los intento aplacar.
    --Para mí ese será tú nombre y no deberías de renunciar a él.
    --¿Acaso has visto signos de que vayamos a ser perdonados? -noto su anhelo el mismo que el mío, tal vez si no me hubiese presentado con la espada podría entregarle otra respuesta a esa pregunta.
    --Me temo Bested que eso está lejos de pasar, me obligo a mover de nuevo. -veo tristeza en sus ojos y sé que sabe lo que significa, se coloca a mi lado y al mirarla de reojo veo su largo cabello rojo fuego recogido, va enfundada en un traje negro, poco a poco va cerniéndose sobre ella la oscuridad una que parece envolvernos a todos nosotros con el tiempo.
    --Así que de nuevo, entonces Lucy no me llames Bested llámame por mi nombre actual hasta que él me otorgue el perdón que ansío y sea merecedora de poder volver a portar el verdadero con honor. -su voz es triste y al mirarla de frente veo correr lágrimas por sus mejillas de nuevo está llorando, es ahí cuando la veo de frente que me percato que lleva a su espalda algo que hasta ese momento no llevaba un arco, negro completamente y que ha sido tensado con uno de sus cabellos pues la cuerda que une ambos extremos es rojo fuego.
    --Te has armado.
  --Así es, fui atacada por uno de ellos, después de lo que pasé en tu ausencia decidí protegerme para cuando tengas que volver a ir.
    --¿Acaso Armatel no estaba?
   --Déjalo ya Lucy, llámanos como hemos sido condenados, escucharte nombrarnos como él lo hacía nos hace daño, ¿acaso no te das cuenta de eso?
   --No quiero perder entre nosotros que somos los únicos que sabemos nuestros nombres verdaderos estos, quiero que al menos quede constancia de que en una ocasión éramos dueños de nombres que debían de ser respetados y amados.
   --Pero nos duele pues hicimos algo que nos hizo deshonrarlos, y todos queremos poder utilizarlos de nuevo libremente, pero cada vez que tú los dices nos dañas, por favor ten piedad la que él no tiene con nosotros.
   --De acuerdo, si eso es lo que deseas, te llamaré por el nombre que te han otorgado, por el pecado que dicen has sido condenada.
   Veo lágrimas caerle y extiendo mi mano por su rostro para quitarlas cada vez que vuelvo de verle es lo mismo, creo que poco a poco estamos perdiendo la esperanza y no quiero que eso les pase.
    Acerco mi rostro al suyo:
    --Lujuria, no te dejaré caer aún más. -y una vez más intento que ella olvide un poco de su dolor, beso sus labios el único consuelo que tengo aquí.
   Y aunque su creación ha decidido que ella sea una de los peores pecados no es cierto pues hasta él acepto en su momento que ella y yo estuviéramos juntos pues el amor no es un pecado, y eso es lo que ella y yo sentimos amor.
   Juntos caminamos ahora cogidos de la mano hacía donde ahora moramos todos nosotros.
    --¿Entonces Ira no se encontraba cuando te atacaron?
    --Abandono el lugar un día después que tú, no informó de a donde se dirigía.
   --Entiendo.- aunque lo cierto es que no, últimamente Armatel esta extraño y no me explico que le sucede, esta como su nuevo nombre otorgado cada vez más enfadado y creo que es el que menos esperanza de todos tiene ya.
    --¿Qué hay de Casti... -me mira con enfado y rectifico de nuevo iba a utilizar otro nombre no debido: --Gula?
    --Encerrado en su cuarto no abre a nadie y no quiere saber nada de nada.
    --¿Qué está pasando? -detengo mis pasos e impido que ella avance pues al detenerme ella no puede seguir ya que nuestras manos están cogidas.
    --Lucy, cada vez que subes nos desesperamos más, cada vez que lo ves tenemos miedo de que sea la última, aunque no sabemos que es lo que hay al final del camino, tal vez sea el perdón que tanto ansiamos, pero también puede ser un castigo peor.
     --No es tan cruel y lo sabes él no haría algo como eso.
    --Otra vez estas defendiéndolo Avaricia e Ira dicen que crees que merecemos esto, pero te recuerdo que esto es culpa tuya Lucy.- de nuevo me reprocha todo esto y sé que lo merezco pero me duele que ella sea la que lo diga.
    --Eso no es...
   --Lucy mira nuestra condena, fíjate lo que nos ha dado por hacer un simple regalo, no puedes seguir creyendo en él, no puedes seguir de veras confiando en su perdón y esperarlo.
    --¿Es que tú ya no lo esperas?
    --Lucy no sé qué pensar en es...
   --Espera no, no lo digas, por favor no sigas hablando así, Bested confía en mí lo conozco mejor que Armatel y Gestebel, sé que nos perdonara, y también sé que este castigo es demasiado, y que no os lo merecéis, que es mi culpa todo esto, pero por favor confía en mí nos perdonara llegará el día en que nos perdonara.
    --Pero estoy cansada de esperar y creer.
    --Bested escu....
    --YA BASTA, SOY LUJURIA NO BESTED, LUJURIA.
   Su voz se hace escuchar a nuestro alrededor, y me mira enfadada, no le digo nada más pues sé que no servirá de nada, y temo que ella al igual que Armatel haya perdido la esperanza, ¿cuantos más lo habrán hecho?, ¿cuánto quedará para que los otros lo hagan?
    Caminamos ahora en silencio y sin mirarnos aunque aún cogidos de la mano, eso me demuestra que aún no la he perdido.
    Llegamos a las puertas de nuestro hogar, y nos espera Minetel, el hermano menor de Miguel.
     --Veo que ya estás de regreso Lucifer.
     --Sí.
     --¿Qué novedades nos traes? -pregunta, aunque después de mirar a Bested dice:-Veo que nada bueno.
     --No le gusto la espada. -dije sencillamente.
     --Él nos ha orillado a esto.
     --Creo que esperaba que pudiéramos apañarnos sin usar cosas tan extremas.
    --Mi hermano y otros de ellos las utilizan, no veo que se enfade con ellos.
    --No entiendo su enfado Mine...
    --Pereza Lucifer, es Pereza.
    --Perdona, el caso es que me hizo hacer otro movimiento.
    --Entiendo, así que no está cerca después de todo.
    --¿Qué os está pasando a todos?, tenemos que esperar ya no queda mucho.
   --Esperar, el problema Lucifer es que como mi pecado indica ya estoy cansado de esperar, eso es lo que tiene la Pereza que cansa todo. -se gira y se aleja de nosotros ¿él también se ha dejado oscurecer tanto?
     Entramos dentro yo siendo más bien arrastrado por Bested que tira de mi mano, de verdad que ella es mi único apoyo.
   Aprieta mi mano como dándome apoyo y sin que ella lo sepa esperanza, tal vez sea ella la que me está permitiendo seguir teniendo esta esperanza, tal vez piense que ella se merece ese perdón y el tener esa certeza me hace pensar que de verdad él se lo otorgara a ella y a todos.
    He pensado mucho y creo que tal vez necesite hacer algo en especial para que ellos sean perdonados pero nunca le he preguntado tal vez la próxima vez que lo vea se lo pregunte.
   Entramos en la sala más grande de nuestra morada y me encuentro con que allí se encuentran Armatel, Gestebel, Sinael y Carded.
   --Por vuestras caras es evidente el resultado de tú nueva visita. -Hace notar Gestebel.
    --Sí, de nuevo me hizo mover Envidia.
    --Bueno no es una sorpresa, no era como si esperara de él algo que se no otorgará por mucho que quieras creer Lucifer.
    --Soberbia él cree algo posible al menos Lujuria piensa que así es.
    --Pero Envidia, yo ya no deseo lo que él pueda desear darme, tal vez no espero ya nada de él es más no lo necesito.
     Abro los ojos antaño verdes como el color que su creación le otorgó a la esperanza ahora negros, ante lo que todos ellos dicen, no es posible que todos se hayan dejado oscurecer de esa forma.
    Me percato ahora de que todos portan armas, Armatel ahora conocido como Ira lleva una espada igual a la mía, su cabello rubio se lo ha cortado y lo tiene por encima de los hombros, y sus ojos ahora son grises cuando antaño eran unos bellos ojos miel.
    Sinael ahora Envidia porta cuchillos en un cinturón alrededor de su cintura, su cabello blanco está recogido en una coleta no porta sus típicos vestidos sino que ahora viste pantalón y camisa, todo negro, ha abandonado su azul, hasta el de sus ojos ahora son rojos sangre.
   Gestebel o como le han otorgado Avaricia, lleva una espada, su cabello negro ha sido cortado también y este de forma más radical que Ira, viste al igual que todos de negro, y sus ojos al menos siguen siendo marrones.
    Carded por otra parte esta irreconocible, parece otra persona distinta, su hermoso cabello castaño se ha oscurecido y ya no es tan llamativo y hermoso, y sus ojos ahora son violáceos cuando antes eran azul turquesa del mar.
    Porta dos hachas a la espalda cruzadas.
   Aunque estas no son muy grandes y por lo que puedo apreciar tal vez no sean muy pesadas pues dudo que ella pudiera manejarlas si así fuera.
    Parece haber aceptado su pecado y haberse modelado a él Soberbia es su nuevo nombre.
    Aprieto la mano de Bested deseando sentirla a mi lado ya que los demás parecen lejos de estarlo.
    Y la siento corresponderme a ese gesto, ella sigue aún a mi lado, aún queda algo de Bested en ella.
    --Bueno Lucifer estamos aquí esperándote a ti, y a lo que vas a hacer a partir de ahora. -Ira ha sido el que ha hablado.
    --No entiendo.
    --Queremos que nos digas que harás, espero que no digas que esperar. -dice Avaricia.
    --Es eso precisamente lo que haré, esperar a que me vuelva a llamar, hay algo que le he de preguntar.
   --De nuevo esperar.- Ira se ha levantado mientras suspira al parecer cansado por algo:- Lucifer me he cansado de esperar al igual que ellos. -dice este.
    --Así es, nuestro castigo ya ha sido más que suficiente si él no nos deja volver por las buenas tendremos que buscar una forma de volver.
    --¿Que estáis diciendo? -no se ni siquiera si me habrán escuchado pues mi vos no ha sido más que un susurro.
    --Que nos hemos cansado de la espera, y vamos a volver así sea por las malas, ese es nuestro hogar, merecemos tanto como Miguel y los otros estar allí. -sentencia Minetel que acaba de llegar.
    --Pereza tiene razón, ya han pasado siglos de sobra y hemos pagado más de lo que hicimos esto ya no es justo, y él proclama justicia como si él mismo lo fuera, me canse de seguir su designio cuando es más que obvio que por más que hagamos no nos otorgara el perdón.
    --Pero eso no es cierto, él nos perdonara en su momento estoy seguro de ello.
    --¿Cuál fue su motivo esta vez para no dárnoslo? -pregunta Ira.
    --No le agrado la espada. -contesta por mí Bested.
     --No le gustó la espada, así que nos manda lo peor de lo peor ¿y quiere que los contengamos con flores? -dice Envidia riéndose al final de sus palabras.
   --Sea lo que sea, él no considera que merezcamos el perdón aun, y lo siento pero no estamos dispuestos a esperar más, ya no. -Ira me mira y veo que me dice la verdad.
    --¿Qué haréis entonces? -pregunto con miedo a la respuesta.
    --Atacaremos su reino, volveremos a nuestro hogar, iremos con los nuestros de nuevo, nos reuniremos con los que nos arrebató sin motivo.
     --No podéis estar hablando enserio, no dejaré que subáis a matar a los que se enfrenten a vosotros, no dejaré que muráis ni que matéis.
     --Lucifer no podrás hacer nada por evitarlo. -la voz de Ira es calmada y me deja sorprendido cuando veo que saca la espada de su vaina: --sabíamos que te negarías, y lo lamento pero de nuevo te repito que estamos cansados de esto y nada ni nadie nos impedirá seguir adelante.
     Nada más terminar de decir esas palabras y con la velocidad que nos fue otorgada se coloca delante de mí, tan solo puedo apartar a Bested de mi lado para que no la hieran y sacar mi propia espada para parar su estocada.
    Bested ha caído al suelo, está sumamente sorprendida lo veo en sus ojos que nos mira con miedo.
   --Escúchame Armatel, no podréis ir muy lejos y seréis condenados a algo peor, ¿es que no lo entiendes?
   --Ya nos da igual, eres tú el que no entiende, si tenemos esto por no hacer nada, no nos importa lo que nos pueda pasar en este caso será por un motivo y quién sabe si ganamos podremos recuperar lo que nos arrebató, echo de menos lo que tenía y me quitó y no hay cosa peor que esto.
    --Podríais dejar de existir.
    --Lucifer eso sería la libertad. -sentenció este, apartó su espada con furia y me asesto un nuevo golpe con      Ira imprimida en este, cada nueva estocada es más fuerte, y yo no puedo hacer más que pararlas, no quiero herirlo, tal vez después de un rato con esto él se tranquilice y entre en razón.
   Seguimos con nuestras cintas, con sus estocadas atacantes y ansiosa de hacer diana en mí, yo con mi defensa desesperada, y con temor a ser herido y que no se pueda impedir lo que ansían hacer.
   Comprendo sus motivos pero así lo harán todo peor.
    --No podrás impedirlo, no más, lo siento Lucifer este es el final para ti, aun en este momento deseando su perdón buscándolo y esperándolo, pero no te das cuenta de que no llegará, ven con nosotros y así solo así podrás entrar de nuevo en nuestro verdadero hogar. -Como deseo hacer eso, y él lo sabe pero no, no lo atacare a él, seguiré cumpliendo hasta que él me perdone.
    --Seguiré esperando al igual que ustedes. -lo apartó de mí con fuerza y doy una vuelta sobre mí mismo intentando ubicar a Bested y la veo que ahora está de pie mirando la lucha me sonríe y sé que ella está conmigo, ella me apoya.
   Ira vuelve a la carga, y nuestras espadas se vuelven a encontrar ahora estamos a la misma altura y nuestros ojos se encuentran, veo su furia en ellos, y sé que va enserio que no es un juego que tal vez no salga con vida de esto.
   De nuevo lo alejo de mí, pero su espada es rápida y ansia la victoria tanto como la mía, aunque solo defendiendo no sé si lo conseguiré.
   Estocada tras estocada, un píe delante otro atrás, vuelta a la derecha, giro a la izquierda, cinta a la derecha cambia su espada a su mano izquierda y me pilla de sorpresa, golpea mi muñeca, y mi espada cae al suelo al abrir yo la mano, a la par que la suya se sitúa bajo mi cuello.
    --Se acabó, tú última oportunidad Lucifer, únete a nosotros o desaparece.
    --No lo haré. -Sus ojos brillan:
    --Sabía que dirías eso, adiós. -levanta un poco su espada, y prepara el golpe de gracia, pero se detiene y abre los ojos con sorpresa justo cuando una flecha atraviesa el hombro izquierdo haciendo que caiga su espada al suelo.
   Ambos miramos a la misma persona, Bested ha sido la que ha disparado le sonrío agradecido pero mi sonrisa dura lo mismo que la sorpresa de Envidia, la veo llevar su mano a su cinturón y se lo que pretende, corro y agradezco esa velocidad que nos concedió él, pues justo a tiempo me interpongo entre el puñal de ella y su presa Bested.
   Pero solo llegué a impedir el puñal que me atravesó el corazón no pude detener a Avaricia y su espada, que al atravesarla a ella se clavó en mí.
   Cuando Avaricia retira la espada, me da tiempo a ver como ella cae a la vez que yo y sé que ambos desapareceremos.
    --Lucifer. -murmura ella, dejando salir un líquido rojo que resbala por su barbilla.
    --Llámame Lucero del alba Bested. -si lo hace no la oigo pues ambos a la vez tocamos el suelo, seguro que ambos completamente perdidos ya.

****

    Siento que acarician mi rostro con cuidado y siento como algo cae en mi mejilla algo cálido, extraño pues hacía mucho que yo no podía sentir la calidez, tan solo cuando Bested estaba conmigo.
    --Mi querido Lucero del alba, por esto no quería las espadas a tu alrededor.
   Esa voz me trae en cierto modo gratos recuerdos otros no tan buenos pero solo puedo preguntar algo:
    --¿Qué era necesario? -solo necesito saber que necesitaba hacer para recibir el perdón.
    --Lo que hicisteis. -no lo entiendo al menos hasta que siento que cogen mi mano derecha con cuidado.
   Abro al fin los ojos y la veo, tan hermosa como siempre, tan cálida como antaño, tan sonriente como hacía siglos no lo estaba.
    --Bested.
    --Lucy. -sonríe de nuevo.
    --Estás bien.
    --Y tú vuelves a tener un verde mirar. -me vuelve a sonreír.
   Me percato de que ahora viste de blanco y que tiene alas blancas y únicas, las alas que solo los argeles pueden portar.
    --Has sido perdonada.
  --Y tú. -me dice sonriendo más amplia mente, mientras me incorporo, y veo que a mí alrededor se encuentran Miguel, Gabriel, Sablabriel, Bested, y algunos más, como Metatron.
   --¿Qué hay de los demás?
    --Ellos no. -me dice él con cierto enfado.
   Me giró para mirarlo y sé que estoy enfadado y que él lo sabe.
    --¿Por qué yo sí?
    --Tú hiciste un sacrificio, ellos tan solo desearon muerte y la otorgaron.
    --Pero lo hicieron por que estaban cansados.
    --Pero tú y Bested también lo estabais y os sacrificasteis por nosotros, fuisteis sus primeras víctimas y no las últimas Lucero, ellos mataron a muchos.
    --Fueron condenados y hechos caer sin motivo.
    --Había un motivo.
    --No, solo había motivo para hacerme caer a mí, no ha ellos.
    --¿Después de lo que te han hecho a ti y a Bested los defiendes? -Metatron, que es el más joven no me entiende y tan solo veo como él sonríe y me dice:
    --Por eso siempre fuiste mi favorito Lucero y no sabes cómo me dolió herirte, no sabes cuándo debes perdonar y cuando no.
    --Y eso es lo que me decepciona a mí, otorgas y predicas que hay que perdonar pero a ellos que son inocentes no les otorgas el perdón.
    --No han hecho aún nada para que se lo otorgue.
    --¿Qué me dices de entregarme yo por ellos?
   Es lo justo, no merezco el perdón que a ellos se les está negando y si es así no lo quiero.
    --Estoy de acuerdo con eso, ellos merecen el perdón, si Lucy cae de nuevo yo quiero caer con él.
  El silencio se hace a nuestro alrededor y todos ellos parecen sorprendidos por nuestra decisión, todos menos él.
    --De nuevo tú sacrificio no el de ellos.
    --Pero debería de ser suficiente, me estoy sacrificando por todos ellos, que fueron castigados por un error mío.
    --Lucero del alba nunca te entenderé y me temo que tú a mí tampoco.- no escucho nada más, y Bested tampoco, nos toca con una mano a cada uno en la frente y nos sumamos aun cogidos de la mano en un profundo sueño.
   Tal vez al despertar hayamos vuelto a caer, nuestras manos se aprietan con un poco de desesperación y miedo, ¿qué será lo que encontremos al despertar?
   Siento de nuevo que vuelvo en mí, siento que mi mano derecha está siendo sostenida, Bested sigue a mi lado.
    --Parece que ya despierta. -Minetel, esa es la voz de Minetel estoy seguro de ello, ¿esto es lo que él ha decidido?
    --Sí parece que vuelven en sí. -Armatel.
    --Creo Gestebel que tendrás que pedir disculpas.
   --Mira quién habla, Sinael te recuerdo de quien era ese puñal. -son todos, pero no están usando sus nombres de caídos, ellos se llaman con sus verdaderos nombres ¿será eso que no hemos caído?
    --Todos les debemos algo. -Castigel.
    --Sí y no veas como me fastidia tener que agradecerles. -Carded.
    --Pues va siendo hora de hacerlo. -me oigo a mí mismo decir.
    --Lucero del alba, veo que ya despertaste. -Armatel.
    --Así es, y veo que no volvimos a caer.
   --No, nos otorgaron el perdón, tal y como tú nos habías jurado que él haría, a pesar de todo lo sucedido él nos perdonó.
    --Os dije que no perdierais la esperanza.
    --El ver tus ojos de nuevo de ese color nos a devuelve toda Lucero. -Sinael sonríe como siempre y vuelve a ser ella misma.
    --He de disculparme con Bested cuando despierte fue mi espada la causante de su...
   --Perdón. -dice ella mientras abre sus ojos azules como el cielo y aparece su sonrisa ahora de nuevo angelical.
   No se necesita decir nada más, todos nosotros que pasemos por tanto juntos, no necesitamos hablar para entendernos, y yo tan solo puedo agradecerle a él el otorgarnos una nueva oportunidad y dejarnos de nuevo ayudarlo en su ahora difícil tarea por mi regalo otorgado hace tantos siglos atrás.
   Pero ahora él me permite una vez más estar a su lado no sé si como su más allegado pero por ahora esto me basta su perdón es ya un gran paso.

Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario